Siendo así, sería de esperar que rebasar la nueva frontera de la tabla periódica hacia la octava fila fuera poco menos que impensable. El bombardeo con calcio ha permitido descubrir seis nuevos elementos, pero según señala a OpenMind el físico David Hinde, director del acelerador de iones pesados de la Universidad Nacional de Australia, “las dificultades de ir más allá del elemento 118 consisten en que emplear proyectiles de calcio-48, que tienen muchas propiedades favorables, ya no es posible; se necesitan proyectiles más pesados”.
Sin embargo, Hinde es uno de los hombres que pueden tener la clave para avanzar a la casilla siguiente. Recientemente ha estudiado el uso de otros proyectiles en colaboración con el Grupo de Elementos Superpesados de la Universidad de Mainz y el Centro GSI, en Alemania. El problema de emplear proyectiles de mayor calibre, expone, es que “reducen la producción de elementos superpesados en un factor de 10 o más”. Entre las posibilidades que cita Hinde se encuentran el titanio-50, el cromo-54, el hierro-58 y el níquel-64.
Por su parte, el físico Jadambaa Khuyagbaatar, perteneciente al grupo alemán que colabora con Hinde y que ha dirigido los experimentos de confirmación del elemento 117, se muestra optimista: “Los resultados nos dan buenas esperanzas de sintetizar al menos los dos elementos siguientes, 119 y 120”, aunque “los experimentos pueden llevar más tiempo que para la síntesis del 114 al 118”, advierte a OpenMind. Y según Hinde, tal vez no baste con cambiar de balas, sino que tal vez también se requieran cañones más potentes: “Se podría superar esta desventaja con nuevos aceleradores con un mayor flujo de partículas”.
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