lunes, 22 de febrero de 2016

Einstein: desde Mercurio hasta los agujeros negros 2.0

Las extravagancias del planeta más pequeño

A finales del siglo XIX se sabía que el planeta Mercurio, el más próximo al Sol, tenía una peculiaridad. Su órbita no respondía perfectamente a las leyes del movimiento planetario de Johannes Kepler, que se derivan de la Ley de la Gravitación Universal de Isaac Newton. Mercurio, como el resto de los planetas del Sistema Solar, se mueve en torno al Sol describiendo una trayectoria algo diferenciada de un círculo. Se trata de una suave elipse, un tipo de curva ya descrita en la Antigüedad. Sin embargo, las observaciones sistemáticas y de gran precisión habían mostrado que Mercurio se desviaba de su trayectoria de manera sistemática. Aunque este cambio, denominado precesión, era de sólo 43 segundos de arco cada centuria, lo que aproximadamente equivale al tamaño angular de una moneda de un euro vista a unos cien metros de distancia, era lo suficientemente relevante como para crear cierta incomodidad. Cierto es que el planeta Neptuno fue descubierto en 1846 debido al efecto gravitacional que provocaba en la trayectoria de Urano, en un esfuerzo comunal paneuropeo, no exento de competiciones nacionalistas. Pero en este caso, las perturbaciones y su descripción matemática se entendían completamente y respondían de manera perfecta a la teoría de Newton sobre la gravedad. Sin embargo, Mercurio se mostraba más esquivo. Usando una licencia poética, más volátil, como su mismo nombre parece indicar.

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