martes, 3 de mayo de 2016

"Los gimnasios son la peor sucursal del infierno en la Tierra"

Una conversación con la ilustradora Ana Belén Rivero sobre coños, cómics, tiranías y por qué gimnasios son la peor tortura postmoderna

Se define como su autoeditora, su guionista, su dibujante, su directora de comunicación, su jefa, su becaria/chica del café... y la que se ata los cordones. Ana Belén Rivero es también la autora de la alegoría gráfica al coño Somos pobres en euros pero ricos en pelos del coño y de Mens Sana in Corpore... ¡ni tan mal!, su nuevo libro, que verá la luz en junio de este año.

Ana Belén empezó en el mundo de los cómics ilustrados casi por accidente. Tras quedarse en paro, subió una foto a su Instagram en la que contaba que su coño y ella se iban de vacaciones. La imagen tuvo mucha aceptación y Ana Belén empezó a dibujar lo que hacía con su coño en diversas situaciones. Improvisando, como todo en la vida. 

La broma pronto se hizo mediática, fue ganando seguidores y fue creciendo el tamaño de sus viñetas.

 “ Fui consciente de que eso no podía quedar en una libreta en el cajón y que tenía que contarlo, que el coño merecía una importancia y un reconocimiento”.

Ahí es cuando Ana se decidió a mover las aventuras de su coño por el mercado editorial. Luego llegó un crowdfunding que salió adelante. 

 Y así lleva dos años, dedicándose a la ilustración, a la edición, a la distribución... a lo que le dejan. 

Para Ana Belén, todo lo que ha venido post-coño ha sido un cambio, a mejor, eso sí. 

“Me ha cambiado muchísimo la vida, los comienzos fueron duros, me costó arrancar... y bueno, al final lo he conseguido. Es duro, trabajo muchísimo y cobro muy poco, pero estoy muy contenta de haberme tirado a la piscina”.

El primer libro de nuestra interlocutora era una oda al coño, esa parte de la anatomía femenina olvidada, repudiada y denostada en la literatura. A través de Coño —el protagonista del cómic—, Ana Belén desmontaba a carcajadas los tabúes que rodean a esta parte del cuerpo.  

Ahora, tras su aventura coñocéntrica, Ana Belén se vuelve a lanzar a la piscina con un nuevo libro, en el que habla —y se ríe— de la tiranía de las tallas, de los cánones o del infierno que supone ir al gimnasio. Sobre eso y sobre todo hablamos con ella.  


En tu primer libro hablas del coño, del cuerpo femenino. En este segundo de la tiranía de las tallas.

Nos hemos vuelto un poco idiotas. ¿Cómo nos puede preocupar algo que al final se van a comer los gusanos, a tal nivel que no nos deja ser felices?
  
Nunca vas a estar bien. Luego analizas los cánones que han imperado a lo largo de los años y sientes que eso es una cosa impuesta. No es algo contigo mismo, sino un canon tirano que te han vendido. No todo el mundo va a poder entrar en él ni tampoco te tienes que sentir frustrado por ello.


Los cánones, la tiranía. Todo ello viene reforzado por los mensajes negativos sobre nuestro físico que nos lanza la sociedad. ¿Es el humor la mejor forma de combatirlos?

El humor es la mejor manera de exorcizarlo todo. Si no puedes con algo, sobreponte a ese algo riéndote antes, así en cierto modo impides que ese algo que te aflige pueda hacerte daño. Ya llevas un rato riéndote de eso. ¿Qué te van a venir a contar?



¿De dónde surge la inspiración a la hora de hacer las viñetas de Mens Sana in Corpore...¡ni tan mal!?

De mi experiencia personal y de la experiencia de la gente que me rodea. En este libro no hablo solo de mí y de las dietas a las que a lo largo de mi vida puedo haberme sometido, o de todos los gimnasios a los que he dejado de ir. También he buscado el testimonio de amigos y amigas, de desconocidos que practican deportes que no he practicado en mi vida y que se cuidan de formas insospechadas (sí, me he peinado hilos de forocoches), y de personas con diferentes tipos de constitución que sobreviven en un mundo idiota que te desprecia si no reúnes una serie de requisitos. 


Dices que el gimnasio es la sucursal del infierno en la Tierra. ¿Son los ejercicios que allí realizamos la tortura de la posmodernidad?
El ejercicio es bueno, lo dicen los médicos. Y hay clases dirigidas que bien llevadas pueden ser muy estimulantes. El spining me motivaba. Tenía un profesor guay que me hacía imaginarme que estaba en la montaña. Pero solo el spinning. Tengo cero coordinación, hacer máquinas me parece una tristeza absoluta y para meterme en una cinta a andar prefiero irme a la calle a ver la playa.

Yo una vez duré media hora en una clase de pilates, así que imagínate.

Ves a la gente mayor y es muy frustrante. Como las clases de aeróbic en las que te atrincheras ahí detrás y dices ¡NO! ¿Coreografía fácil? ¡Pero qué coño es esto! Encima ponen el espejo para que te veas ahí sudando.
Los gimnasios son terribles, están hechos para sentirte miserable. Y para dejarlo y sentirte peor por estar pagando y no ir. Es como un combo mortal de despropósitos. Quien se sienta feliz en un gimnasio es un descerebrado.


Dejar el gimnasio es peor que dejar a un novio... hasta que tomas la decisión.

Es duro. Luego te re-apuntas. Yo me he re-apuntado al gimnasio como cinco o seis veces. Más adelante he descubierto que es más sano para la cabeza andar. Me voy de paseo, camino diez kilómetros y me siento mucho mejor. Es mucho mejor para la cabeza, la ordena, hace que te sientas bien.

En cuanto salga tu libro te vetan la entrada al gimnasio... Se reservan el derecho de admisión.

Lo haré adrede para que lo hagan. Me esforzaré para que suceda.

No solo tienes que luchar contra los gimnasios, sino contra algo mucho más cotidiano. ¿Cómo es tu relación con los trolls de Internet?

Hace poco me corrigieron una falta de ortografía y fue en plan: ¡Joder, ojalá me sobrara el tiempo para corregir las faltas de ortografía de los demás! Es increíble. En vez de decir, gracias Ana Belén por regalarnos tu tiempo, tus viñetas, por entretenernos. NO. ¡¡Tiene una falta de ortografía!! ¡¡Eso le resta crédito a tu trabajo!! ¡¡¡ Me sangran los ojos !!! Dios.

Otra polémica tuvo que ver por una viñeta que hice sobre los créditos en el uso de imágenes en la que escribí “cáncer de Sida”. Y empezaron a llegar las críticas. Maldito el momento en el que se me ocurrió poner lo de cáncer de sida.

 No podemos seguir así. Cáncer de sida era una puñetera metáfora para referirse a algo que es muy malo. Son dos cosas muy malas que juntas hacen algo mucho peor. Fue agotador.

Lo malo que yo tengo es que, si me buscas, me vas a encontrar. No debería, pero también me da vidilla meterme con los trolls. Aunque realmente no tengo tantos trolls. 

 Y, por supuesto, a la gente que me da argumentos con educación, sin insultos y sin increpar si que los escucho.


Mens Sana in corpore...¡ni tan mal! es el nuevo libro de Ana Belén Rivero. Esta vez toca reirse del los cánones de belleza
Pese a que tu nuevo libro tiene un enfoque más neutro, imagino que tu experiencia como mujer influirá en las ilustraciones. ¿Etiquetarías tus cómics como feministas?

Sí, claro que sí. En cuanto a que soy libre de contar lo que quiero sin hacer daño a nadie y en cuanto a que dan visibilidad a la mujer. Nadie entiende lo que es el feminismo. Desgraciadamente, hay gente que cree que en el feminismo somos lesbianas con los sobacos peludos que odiamos a los hombres, les queremos cortar el pene y estamos a todas horas dando por saco. Y no, el feminismo no es eso. Lo que si que está claro es que es un movimiento incómodo.
¿El más incómodo de todos, quizás?

Estamos todos muy cómodos en nuestra situación de confort. Las mujeres cuidando a sus hijos en las casas, y mucha gente no quiere que esto cambie. Es incómodo porque no se comprende. Sin embargo, también se da el fenómeno contrario. Hay mucha gente que es feminista y no lo sabe. Hay mujeres que dicen “yo no soy feminista”. Pero a ver, ¿tú como mujer crees que tienes, o deberías, los mismos derechos y las mismas obligaciones que los hombres? Sí. Pues tía, eres feminista. Bienvenida al club.
Mens Sana in corpore...¡ni tan mal! saldrá a la venta a finales de junio.  

Mientras, Ana Belén sigue trabajando a contrareloj con un solo objetivo: que nos riamos de todo lo que nos aflige en este mundo moderno.

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